domingo, 2 de julio de 2023

Novela: Y entonces llegó la tempestad...

 Novela: Y entonces llegó la tempestad...

Capitulo 17.

Escrito por Cristina Garrigós Muro.

Jimena sentía que toda su vida ya estaba pasando dentro de un barco, solo salía cuando hacían excursiones. A veces le gustaba esa sensación de estar dentro de un barco, otras sin embargo sentía angustia de no poder hacer nada más allá del barco. El barco Catalina, solía tener horarios muy exigentes (salvo alguna fiesta o algo distinto), las mañanas todos se despertaban a las siete y por las noches a las once y media todos estaban ya acostados. Después de llevar una locura de días, Jimena prefería estar sola y más tranquila. Jimena respira profundamente. Jimena se encuentra sentada encima de la cama a la vez que observa por la ventana. Jimena suspira. Antonio y los niños entran por la puerta.

-Hola cariño-Dice Antonio.

Los niños corren a abrazar a Jimena.

-Mamá-Dicen los niños.

A Jimena le gustaba la vida tradicional, eso de estar casada y tener hijos siempre lo había deseado y lo había conseguido con el paso de los años, pero se empezaba a cansar de todo esto, porque todo se hacía muy monótono, todos los días se hacían iguales. Jimena se levanta de la cama. Jimena se acerca a los niños, se agacha y los abraza a sus niños.

-Hola mis amores-Dice Jimena.

Jimena se separa de los niños.

Jimena se acerca, le da un beso en los labios a Antonio. Jimena y Antonio se separan.

-Madre mía, tantas emociones seguidas no puede ser bueno-Dice Jimena.

-Todo va a llegar-Dice Antonio.

-Gracias cariño-Dice Antonio.

Jimena, Antonio y sus hijos vieron una película de animación. A pesar de estar en un barco. Jimena y Antonio intentaban disfrutar de todos sus hijos a la vez que hacían la vida de los marineros. Una vez terminada la película, Jimena y Antonio recogieron apagaron la luz y se fueron a acostar. A la mañana siguiente, Jimena y Antonio se fueron a hacer las tareas del barco. Trabajaban durante horas y horas, los niños se encontraban en el colegio, siempre aprobaran. Jimena y Antonio tenían suerte porque sus hijos serían unos buenos estudiantes. Trascurridas las horas, Jimena fue a recoger a sus hijos al colegio.

-Hola Jimena-Dice Penélope.

Jimena se da la vuelta, se gira y ve a Penélope.

-Penélope-Dice Jimena.

-Hola-Dice Jimena.

-¿Qué tal todo?-Pregunta Jimena.

-Bien-Dice Penélope.

-Recoger a nuestros hijos del colegio es lo que toca-Dice Penélope.

-Así es la vida-Dice Jimena.

-¿Te parece bien que nos tomemos un café después del almuerzo?-Pregunta Jimena.

-Perfecto-Dice Penélope.

-Nos vemos en mi camarote a las tres y media-Dice Jimena.

-De acuerdo, nos vemos allí-Dice Penélope.

Después salieron sus hijos de la puerta del colegio. Jimena se acerca, abrazo a sus hijos y se los llevo.

-Hasta luego, Penélope-Dice Jimena.

-Hasta luego-Dice Jimena.

Los hijos de Penélope tardaron en salir un poco, pero al final salieron los tres juntos. Penélope se acerca a sus hijos, les abraza y se los lleva al salón a comer. Como siempre comían, desayunaban, cenaban, todos juntos. Había una vez al mes que Jimena y Penélope se encontraban para tomar el te y hablar de sus cosas, como veían la vida, sus problemas de pareja, sus hijos, sus objetivos, que les gustaría hacer después de salir del barco. Aquella tarde fue muy especial. Penélope y Jimena tenían una conexión espiritual, se entendían a la perfección ya que sus almas estaban unidas.

-Jimena ¿has leído el idiota de Dostoyevski?-Pregunta Penélope.

-Que va-Dice Jimena.

-Lo tengo pendiente-Dice Jimena.

-Lo leí hace poco-Dice Penélope.

-Y me encantó-Dice Penélope.

-Yo soy más de leer teatro antes que la novela-Dice Jimena.

-Me resulta muy denso, me aburre mucho-Dice Jimena.

Jimena y Penélope estuvieron hablando durante un rato largo y después se fueron con sus parejas e hijos. El barco Catalina se mantenía siempre unido, pese a las dificultades y los obstáculos. Hay que exprimir bien esta vida y en la siguiente ya veremos, eso es lo que pensaban todos los marineros que navegan sin rumbo por el atlántico.


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