Novela: Y entonces llegó la tempestad...
Capitulo 4.
Escrito por Cristina Garrigós Muro.
Trascurridos los nueve meses, Penélope dio a luz a una niña llamada Thais. Con el tiempo fue creciendo y convirtiéndose en una mujercita adorada niña de rizos rubios y piel clara, a la que todos llamaban Princesita. Había heredado la pasión por los vestidos de su tía Jimena, le gustaba leer comics y realizar paseos a la luz de la luna, además también estaba aprendiendo a tocar el violonchelo. Todas las noches iba con su padre, Miguel y juntos pedían un deseo a la luna. Estudiaba en el colegio que había dentro del barco Catalina y los demás la envidiaban porque tenía algo que brillaba dentro de ella y la hacía única e irrepetible., una luz, un destello, algo que le hacía destacar y que todas las niñas deseaban ser como ella. Una mañana Thais se encontraba jugando a la comba con sus amigas del colegio. De repente su madre, Penélope se acercó a Thais. Thais dejo de jugar a la comba y salió corriendo a buscar a abrazar a su madre.
-Mama-Dice Thais.
-Cariño hay una cosa que tengo que decirte-Dice Thais.
-Vas a tener un hermano-Dice Penélope.
Thais emocionada.
-Gracias mama-Dice Thais.
-Le pedí a Dios y al universo, tener un hermano-Dice Thais.
-Los dioses me han oído-Dice Thais.
Thai emocionada va a decírselo a sus amigos del colegio.
-Chicas voy a ser hermana mayor-Dice Thais.
Los niños se van corriendo emocionados a abrazar a Thais, después continuaron jugando a la comba y otros juegos lúdicos y entretenidos que también podían estar horas y horas, hasta que desapareciera la noción del tiempo. Aquella noche fue la mejor de Thais, le dio un beso en el vientre de su madre y se fue a dormir.
-Gracias-Dice Thais.
Thais se durmió rápidamente necesitaba descansar, después de un día tan tatareado. Al día siguiente Thais se levantó contentísima, di un salto a la cama, hasta tenía ganas de ir al colegio. Sabía que su hermano estaba de camino y eso le había causado tanto impacto que le había provocado una impaciencia brutal. Thais se levantó a las ocho, como todos los días, había desayunado a las ocho y media, como todos los días y a las nueve había empezado las clases, como todos los días evidentemente. Durante la primera hora le tocaba las matemáticas.
-Como me aburren las mates-Pensó Thais.
Esa clase se le hizo eterna, después llegaría literatura y eso le encantaba a Thais, porque le evadía y le tele transportaba a otro mundo donde todo es posible y los sueños se pueden hacer realidad. Una terminada la jornada, Thais se fue con sus amigas a jugar. Empezó a venir el fuerte temporal y las lluvias, el viento cambio de repente, la entrada del otoño, sin luz y todo lleno de sombras.
-Todo llega, ya volverá el mejor tiempo-Pensó Thais.
Las niñas se fueron a sus camarotes. Thais se fue a la habitación con su madre, Penélope embarazada de casi cinco meses. Thais le toca el vientre a su madre.
-Se ha movido-Dice Thais.
Penélope se ríe.
-Claro es una personita que está dentro de mí y va creciendo poco a poco-Dice Penélope.
Penélope y Thais se sentaron encima de la cama. Penélope le hace las trenzas a Thais. Miguel abre la puerta y entra en la habitación.
-Papá-Dice Thais.
Thais se levanta y se va a abrazar a Miguel. Miguel y Thais se separan. Miguel se acerca a Penélope, Miguel le da un beso en los labios a Penélope. Thais mira a sus padres asombrada. Mientras en el resto del barco trabajaban durante noche y día, en las diversas tareas y responsabilidad que llevaba estar navegando sin parar. Andrés era todo un muchachito de catorce años, ayudaba a su padre, el capitán a sus funciones, después de estudiar lo hacía todo fregaba platos, barría, limpiaba, hasta ayudaba en la cocina, todo lo que podía. Era aficionado a las historias de terror, soñaba con salir del barco y vivir miles de aventuras, entre ellas encontrar el amor verdadero.
-Andrés-Dice el capitán Barbazul.
-Si papa-Dice Andrés.
-Te he dicho que no me llames papa, en las horas de servicio-Dice el capitán Barbazul.
-Perdón, capitán-Dice Andrés.
-¿Has hecho las tareas?-Pregunta el capitán Barbazul.
-Si mi capitán-Dice Andrés.
Andrés se pone la mano en la frente, en señal de fortaleza y orgullo.
-La próxima semana zarparemos-Dice el capitán Barbazul.
-Estamos llegando a América-Dice el capitán Barbazul.
-Haremos una parada-Dice el capitán Barbazul.
-¿Y cuándo vamos a zarpar definitivamente?-Pregunta Andrés.
-En un tiempo-Dice el capitán Barbazul.
-Siempre dices lo mismo-Dice Andrés.
-Necesito ver mundo, experimentar, vivir, aquí encerrado no puedo hacer
nada de eso-Dice Andrés.
-Ten paciencia Andrés-Dice el capitán Barbazul.
-Todo va a llegar-Dice el capitán Barbazul.
Andrés suspira. El capitán Barbazul y Andrés se dan un abrazo.
Trascurridas las semanas, el barco realizo la parada en las Américas, estuvieron unos días visitando las ciudades más emblemáticas de América, los pasajeros, los tripulantes y las familias que se había formado en el barco, algunos prefirieron no salir y estar dentro del barco, Penélope se encontraba de siete meses de embarazo y estuvo acompañada de su hija y su marido, al que la se había acostumbrado a la vida marina. Sin embargo, el resto de las personas que estaban en el barco, salvo el capitán, prefirió salir a hacer las excursiones. Andrés estuvo todo el rato con Marcos, Jimena y Andrea, fueron a museos, comieron en restaurantes de lujo y disfrutaron de la vida, que como dijo un sabio una vez: solo tenemos una vida y tenemos la obligación de disfrutarla al máximo… A las pocas semanas se volver Penélope dio a luz a un niño, al que puso por el nombre Guillermo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario