Novela: Y entonces llegó la tempestad...
Capitulo 12.
Escrito por Cristina Garrigós Muro.
Cinco años después, Jimena ya tenía dos hijos más, una niña de dos años llamada Jana y un niño recién nacido llamado Luis y Héctor tenía siete años y empezaba a tener curiosidad por ciertas cosas, al igual que el resto deseaba ver mundo y que sus deseos se hicieran realidad. Jimena se agacho, para ayudar a Héctor a ponerse una corbata.
-Ya eres todo un hombrecito-Dice Jimena.
Héctor sonríe.
-Voy a llevar a tus hermanos a la guardería, ahora vuelvo y te acompaño al colegio-Dice Jimena.
-Espera con papá-Dice Jimena.
Jimena se dio la vuelta y cogió a la niña y el bebé en brazos. Jimena y los niños salen por la puerta.
-Ahora vuelvo-Dice Jimena.
Jimena abrió la puerta y salió por la puerta. Antonio y Héctor esperaron un rato, a que volviera Jimena al camarote. Jimena llego enseguida.
-Ya estoy de vuelta-Dice Jimena.
Jimena se acerca a Héctor. Jimena y Héctor se abrazan. Jimena y Héctor se separan. Jimena se acerca a Antonio.
-Cariño ahora vengo-Dice Jimena.
Jimena y Antonio se besan en los labios. Jimena y Antonio se separan. Jimena se da la vuelta, abre la puerta. Jimena y Héctor salen por la puerta. Antonio espero a Jimena solo en el camarote leyendo un libro, como de costumbre. Al cabo de un rato, Jimena abrió la puerta.
-Hola cariño-Dice Jimena.
Jimena se acerca a Antonio. Jimena y Antonio se dan los labios. Jimena y Antonio salieron del camarote y se fueron a buscar a Penélope y Miguel, justo en ese momento esperaban su cuarto hijo. A Penélope le faltan pocas semanas para dar a luz. Jimena y Antonio se encuentran en la proa del barco. Jimena y Penélope se abrazan. Jimena y Penélope se separan.
-Hola chicos ¿queréis uniros a las clases de vela?-Pregunta Carlos.
-Vale-Dice Jimena.
Jimena, Penélope, Miguel, Antonio se unieron a las clases de vela, al parecer era una de las cosas que se disfrutaban dentro del barco Catalina.
-Alto vela-Dice Carlos en voz alta.
Los marineros suben la vela hacia arriba. De repente vino un fuerte ventoral, las banderas se empezaron a mover muy bruscamente.
-Venga chicos será mejor que lo dejemos por hoy-Dice Carlos en voz alta.
Los marineros recogieron todo el material y se fueron a sus camarotes.
-Todos a sus camarotes-Dice Carlos en voz alta.
Aquellos días todos se fueron a sus camarotes debido a las fuertes tormentas que cayeron después. Jimena, Antonio y sus hijos disfrutaban de las pequeñas cosas de la vida, juegos de mesa, cartas, cubo de Ruby, durante horas estuvieron entretenidos, hasta que llegaba la hora de comer. Antonio salía siempre a buscar comida y así iban sobreviviendo todos los días que podían con paciencia, fuerza, tesón, esfuerzo, sacrificio, pero sobre todo con la semilla de la felicidad proyectada en sus corazones. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y así fue.
-Mama ¿Cuándo vamos a poder salir del camarote?-Dice Héctor.
-En unos días cuando se acaben las tormentas-Dice Jimena.
-Debes tener paciencia cariño-Dice Jimena.
Los niños empezaban a descontrolarse al estar tantas horas encerrados si poder salir, confinados.
-¡Que claustrofobia!-Dice Antonio.
Jimena parece que lo llevaba mejor, cuidaba de sus hijos, leía libros, veía alguna que otra película, simplemente trataba de entretenerse con las pequeñas cosas que habría dentro de una habitación. Jimena se acercó a Antonio le dio un beso en los labios. Jimena y Antonio se separan. Jimena y Antonio se abrazan. Jimena y Antonio se separan.
-Cariño, niños ya podemos salir-Dice Jimena emocionada.
Jimena corrió hacia a Antonio y sus hijos a abrazarles. Jimena, Antonio y sus hijos saltaron de la emoción. Al haber estado tantos días encerrados salieron a celebrarlo junto con el resto del barco Catalina. Los niños se fueron a la piscina y los adultos se fueron a divertirse en la sala de conciertos, el villar, las diferentes atracciones que tenía el barco Catalina. Disfrutaron de la vida como si no hubiera un mañana, con esa filosofía es la que todos tendríamos que adoptar algún día de nuestras vidas. Parecía que el barco Catalina había vuelto a su ser. La vida volvía a ser maravillosa, pero todo podía cambiar de un minuto a otro. Dicen que primero llega la tempestad y luego la calma…
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